Cada 3
de mayo el barrio de la Cruz Santa, perteneciente al municipio tinerfeño de
Los Realejos, se engalana de fiesta. Los balcones, ventanas, capillas y patios
de muchas de las casas, se abren con miles de flores decorando los altares que
albergan a la cruz.
Las
cruces de madera ocupan un lugar alto y privilegiado, muchas de las veces bajo
un dosel, arropada por hermosos damasquinado y acompañada del colorido y el
aroma de las flores. Sobre la cruz se suele colocar un sudario que normalmente
lleva bordados elementos decorativos relacionados con la pasión de Cristo.
Según
la leyenda, hacia el año 1666, en el lugar conocido entonces como el Pago de la
Higa (nombre antiguo de la Cruz Santa), un jinete de una hacienda cercana se
disponía a cruzar el barranco que separa a la Cruz Santa del Municipio vecino
de la Orotava. El caballo se negó a pasar y el hacendado golpeó al caballo. El animal tiró
al jinete de la montura. Cuando el jinete se percató, el caballo estaba
escarbando en el suelo entre las piedras y la arena, cuando se dio cuenta de
que había una cruz de madera. Posteriormente el hacendado ordenó construir una
capilla en este mismo lugar conocido como la Montículo de la Suerte.
En
otros tiempos, esta festividad coincidía con la tradicional feria de ganado.
Años
después creció la devoción de la Cruz y la tradición se mantiene hasta nuestros
días. En 1713, la capilla desapareció por una tromba de agua, y ya se planteó
la construcción del templo actual construido en piedra.
Los
crusanteros muestran con todo su cariño las cruces engalanadas y abren las
puertas a todos los visitantes.
Aunque
son muchos los municipios de la España Rural que celebran la festividad de la
Cruz de Mayo, este barrio de los Realejos lo hace de una forma muy peculiar.
Fuentes:
2 comentarios:
Que explosión de colores! debe ser una maravilla estar cerca y apreciar tambien el olor
¡Hola Tina!
Así es, una expresión de colores que nace de cada uno de los crusanteros
Besos.
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